La puesta en marcha de la tarjeta eSIM a partir de 2017 será el principio del fin de las tarjetas físicas tal y como las conocemos hoy en día. Las tarjetas, que han ido reduciendo su tamaño durante los últimos años, pasarán a estar integradas en los smartphones a través de la inclusión de un chip integrado en los mismos. Aunque se trata de una novedad en la que todavía están trabajando las principales entidades que se dedican a la fabricación y distribución de dispositivos, fue uno de los temas estrella en el Mobile World Congress, evento más importante de este tipo a nivel mundial, que se desarrolló en Barcelona del 22 al 25 de febrero.

A partir de su integración en los dispositivos móviles y tablets, el control de las mismas se llevará a cabo mediante un software que obtendrá los datos sobre el operador con el que se contrate el servicio en cada momento. Así, cambiar de una compañía a otra será mucho más sencillo que ahora, del mismo modo que lo será contratar un plan u otro, ya que se podrá llevar a cabo a través del propio software instalado en el dispositivo.

No obstante, no todo son ventajas con la eSIM. Una de las dudas que plantea la tarjeta integrada es su reparación. En la actualidad, si una tarjeta SIM en cualquiera de sus modalidades (SIM, nano SIM o micro SIM) se estropea, el operador lleva a cabo un duplicado de la misma y el problema queda solucionado. Aunque puede resultar más complicado estropear una eSIM, es probable que cualquier golpe que reciba el dispositivo pueda dejarla inutilizable. Así, durante su reparación, el dispositivo quedará fuera de uso por un periodo concreto y el problema no podrá verse resuelto en cuestión de horas, tal y como pasa en la actualidad con el duplicado de las tarjetas SIM.

El apoyo de Samsung y Apple a esta nueva tecnología hace prever que la eSIM será una realidad tarde o temprano, ya que ambas entidades copan más del 50% de la cuota de mercado en cuanto a ventas de dispositivos se refiere. Además, las principales empresas de telefonía ya han dado su visto bueno a esta cuestión, ya que les permitirá ahorrar costes derivados de la tramitación de altas, bajas y del envío y recepción de tarjetas SIM en cualquiera de sus modalidades físicas. Así, pasar por las tiendas de servicio de telefonía también podría tener los días contados, ya que los trámites se podrán hacer vía telemática a través de los distintos servicios online que ofrecen las compañías.

Aunque no se puede llevar a cabo una predicción concreta, las tarjetas SIM físicas y las integradas tendrán que convivir durante varios años. Tiempo en el que el mayor perjudicado será Gemalto, empresa líder en fabricación de tarjetas SIM que verá reducida su producción que suministra cerca de dos billones de tarjetas SIM a las empresas de telefonía.

El primer dispositivo en incorporar la tarjeta eSIM ha sido un smartwatch, concretamente el Samsung Gear S2. Todavía está por desarrollar al completo y, de momento, la eSIM no permite alternar varios números de teléfono distintos, aunque se antoja fácil para los fabricantes y diseñadores de software. Terminará siendo una realidad y una nueva ventaja.